jueves, 15 de octubre de 2015

Destiempo - Prologo


La Habana. 2010
      Realmente no quería despertar, la ultima vez q había abierto los ojos me di cuenta que no había dormido nada, eran las 3:00 am y aun no podía dejar de pensar en lo que me había dicho aquella mujer en la calle, como siempre me había decidido a ir esa mañana a devolver el libro a la biblioteca, caminaba pleno Obispo cuando me para aquella anciana y me habla de mi destino, sus palabras
quedaron marcadas en mis pensamientos ¨No encontraras lo que buscas si no miras atrás¨ ¿que podía significar eso?, Annia me dijo que dejara de pensar en eso, no me hacia ningún bien pensar en todo lo que me digan.
     Mire nuevamente en mis manos el ejemplar de La Abadía de Northanger, sonreí continúe mi marcha, esa era la tercera vez en el año que leía ese libro, el carnet de la biblioteca lo revelaba.
-        Por Favor otro de Jane Austen no. – sonreí ante las palabras de Annia
-        Ok, esta vez mirare otros.- rio, sabía que realmente era una tentación para mi leer novelas románticas. – Creo que esta vez leeré ese de Ana Bolena.
      Ella asintió mientras miraba en el estante libros sobre piratería, ninguno llamaba mi atención aunque no era nada que desconociera, mi adicción por la historia y los libros de romance era algo que no le ocultaba a nadie.
-        ¿Qué hacemos ahora? – Annia era una de las pocas amigas que realmente no me criticaba por ser una soñadora – y si vamos otra vez al museo, a mi me gusta.
     Otro de nuestros sábados de paseo por las viejas calles de La Habana, eso si me gustaba, desde mi niñez había recorrido cada uno de esos museos y viejas calles con adoquines mientras mis padres me contaban como era que se vivía en otros tiempos, adoraba las historias de la muralla y sobre todo apreciar sus restos.
-        ¿En qué año fue que por primera vez los piratas atacaron La Habana?- pregunto Annia de pronto.
-        No lo sé -  me miro extrañada – Oye, yo no sé todo.
-        1538, - leyó en el libro – creo que me está gustando eso de sorprenderte. No me habría gustado vivir ese tiempo, no había electricidad y soy adicta a la tecnología, así q no lo habría soportado, aunque eso es lo de menos, pero el hecho de tener miedo constante por si podrían atacarlos en cualquier momento, bueno eso si me asusta.
-        Simplemente no te importaría – me miro horrorizada – esa sería la única vida que conocerías y sería lo más normal, creo.
-        ¿Ojos que no ven, corazón que no siente? -asentí- si me lo imagine.
      Miramos nuevamente los cañones de la entrada, si nuevamente entraríamos al museo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario